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Ser cristiano no pertenece ante todo al ámbito de las ideas, sino al de la experiencia. El oído, la vista, el gusto, el tacto y el olfato, nuestros cinco sentidos, son los medios de nuestra... Seguir leyendo
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Ser cristiano no pertenece ante todo al ámbito de las ideas, sino al de la experiencia. El oído, la vista, el gusto, el tacto y el olfato, nuestros cinco sentidos, son los medios de nuestra relación con el mundo y con los demás y de nuestra comunión y comunicación con nuestros semejantes. La relación con Dios es interior; pero Dios es un ser vivo y, como tal, se hace oír, ver, gustar, tocar y sentir o respirar. La tradición, desde Orígenes, ha hablado de los sentidos espirituales, que son para nosotros como las ventanas de nuestra alma.Catherine Aubin nos ofrece una forma estimulante de descubrir nuestros cinco sentidos espirituales. No se trata de un estudio de psicología experimental, sino de una reflexión sobre la vida cristiana y la oración, rica en símbolos bíblicos y referencias patrísticas.El oído, la escucha y el silencio... El ojo, la luz y la mirada... La boca, la masticación y el sabor... La mano, el roce y el tacto... La nariz, la respiración y los aromas... Pero también la tranquilidad de los sentidos, la fe, la esperanza y la caridad, el amor a Dios y al prójimo... y la oración.Estas cinco ventanas del alma, abiertas a lo divino y a lo humano, conducen a la unidad interior y a la paz, a la comunión con el Viviente.CATHERINE AUBIN, religiosa de la Congregación romana de Santo Domingo, posee un máster en psicología y es doctora en teología espiritual. Enseña teología sacramental y espiritual en el Angelicum de Roma y en al Instituto de Teología de la Vida Consagrada. Colabora en Radio Vaticano y es autora de Prier avec son corps à la manière de saint Dominique (Éd. du Cerf, París 2005).
SAL TERRAE, EDITORIAL
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